¿Educas a tu hijo como a un Rocky o como a un Harry Potter?

Puede que la pregunta te suene un poco absurda de entrada, pero ¿qué te viene a la mente cuando piensas en alguno de estos dos personajes?

Desde luego habrá muchos puntos de vista, pero desde el mío, Rocky era una persona que se hizo con esfuerzo, sí, a golpes; pero no se detenía: se preparó, entrenó y luchó toda su vida, cayó y se levantó y siempre salió adelante… siempre con una meta, un objetivo, un propósito. Cuidaba a su familia en las buenas y en las malas, tenía principios, ética y valores, y trataba bien a los demás (incluso a los del “bando contrario”).

Harry, por su lado, un niño que vivió “atrapado” por la vida debajo de la escalera hasta que mágicamente todo cambió, de un momento a otro se encontró en un mundo maravilloso, fantástico y cautivador, lleno de aventuras y cosas nuevas, en el que además era millonario y famoso. Compró a sus primeros amigos con un carrito lleno de dulces y se embarcó en un sinfín de emocionantes aventuras en las que, por supuesto, él era el protagonista (aunque para mí que le fue mejor a Ron jaja).

Y no me malentiendas, me gustan las películas de Harry Potter, pero últimamente he visto padres educar a sus hijos como si el mundo fuera su salón de fiestas y ellos Harry Potter con una varita mágica. Ellos son perfectos, fantásticos y espectaculares (que claro que lo son) y el mundo y todas las personas se deben transformar según sus deseos (que por supuesto que no).

No soy quién para decirte cómo educar a tus hijos, solo escribo esto porque recientemente he trabajado con muchos jóvenes que no conocen el valor del esfuerzo, quieren todo inmediatamente y regalado, no valoran la experiencia (porque ellos son los mejores en todo), no saben hacer amigos ni pedir ayuda y esperan ser felicitados por trabajos francamente mediocres. Peor aún, no tienen principios, no conocen la ética ni la moral, para ellos el fin justifica cualquier medio, cualquiera. ¿Lealtad? jajaja ¿es una nueva app? Porque si no me sirves ni me hables o ¿esto cómo me va a divertir? Abandonan al equipo simplemente porque les dieron ganas. De alguna manera siento que siguen esperando un búho blanco que transformará mágicamente sus vidas.

Obviamente no quiero generalizar, también he trabajado con jóvenes que se esfuerzan por hacer bien las cosas, que preguntan cuando no saben, tienen sus objetivos claros, les gusta aprender, trabajan hombro a hombro con su equipo para sortear momentos difíciles, que se manejan con honestidad y respeto. Verdaderos Rockys que se desarrollan personal y profesionalmente todos los días, que tratan bien a los demás, aprenden de ellos y les transmiten su conocimiento.

 

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