Cambia tus preguntas, cambia tu vida

¿Alguna vez te has puesto a pensar en el poder que tienen en tu mente las preguntas que te haces todos los días?

El cerebro es como una computadora que hace lo que tú le digas, pero a menudo no tenemos cuidado en las instrucciones que le damos, porque actuamos en automático o por inercia, haciendo que nos enfoquemos en lo mismo de siempre.

Pero esto puede cambiar, si cambias las preguntas que te haces a ti mismo. Verás, aunque mucha de la “información” que recibes del cerebro está pre programada por tus experiencias pasadas, también podemos reenfocar conscientemente nuestra mente a través de nuestras preguntas.

Puede que la pregunta misma sea inconsciente. Por ejemplo, ahorita podrías estar pensando que este post te puede servir, o no, y eso es porque en algún punto, aunque no fue consciente, te preguntaste si lo era. De modo que, al seguir leyendo, tu enfoque está en identificar que tan útil te puede ser. Y tus pensamientos giran alrededor de ese enfoque, de forma que empiezas a tener sentimientos que van de la mano, haciendo que tu estado de ánimo y conducta hacia la situación se modifiquen.

Por ejemplo, cuando tienes una junta importante y te preguntas ¿podré hacerlo bien?, lo que estás sembrando en tu mente es una duda, y tu cerebro responderá con recuerdos y sentimientos de duda, lo que puede convertirse en una espiral negativa de estrés y probablemente no ayude en tu desempeño durante la junta. Una mejor pregunta podría ser: ¿cómo puedo lograr que la junta se desarrolle de la mejor manera?, pregunta con la cual tu cerebro buscará experiencias pasadas en las que tuviste éxito de modo que puedas ver opciones de acción y detalles que podrías estar pasando por alto.

Si te fijas, el objetivo es el mismo (tener un buen desempeño en la junta), pero el enfoque es diferente, las cosas en las que pones atención son distintas y los pensamientos y sentimientos hacia la situación cambian, lo que hace que la forma en que abordas el tema también lo haga.

Al principio puede costar un poco encontrar una pregunta que enfoque tu cerebro hacia el resultado deseado porque no estás acostumbrado a hacerlo. Pero la buena noticia es que mientras más practiques hacerte estas mejores preguntas, más fácil te será. De modo que no te levantes el lunes pensando ¿por qué tengo que ir a trabajar?, sino ¿cómo puedo aprovechar mejor el día?, ¿cómo puedo hacerlo más divertido?, ¿qué puedo notar hoy que antes no había visto? o simplemente ¿cómo puedo mejorar el día de hoy?

Hoy te invito a identificar las preguntas que te haces día con día y modificar aquellas que no te están ayudando a obtener los resultados que quieres.

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