Mis emociones son mías

Muchos estarán pensando: menuda obviedad. Y, sin embargo, no es completamente cierto. Porque cuando tú, yo, o el que sea sentimos una emoción, esta es transmitida a todas las personas con las que entra en contacto. ¿Has escuchado que se puede notar por teléfono si la otra persona está sonriendo? Pues resulta que no es una mera suposición.

El proceso de generación de la emoción es como sigue:

  • Primero está la situación o circunstancia que estamos viviendo.
  • Segundo, la evaluación que hacemos ante el evento.
  • En tercer lugar vienen una serie de cambios corporales, físicos y fisiológicos, que van desde cambiar nuestro tono de voz o postura, hasta la secreción de hormonas que modifican nuestra química corporal.

Todo esto da como resultado la respuesta que tenemos en el momento.

Como verás, las emociones sí son tuyas, porque claramente no dependen de la situación, sino de cómo la evalúas. Esto lo puedes comprobar en la gran mayoría de las circunstancias; un ejemplo común es cuando llora un bebé y alguien se molesta por el “escándalo”, mientras otra persona se conmueve. Cada quien siente su emoción.

Pero resulta que no son ni personales, ni privadas o íntimas. Porque a menos que seas un excelente actor, tus emociones son como el perro del vecino que, aunque no es tuyo, cómo molesta ladrando noche tras noche. Y así mismo, a través de tus gestos, tono de voz, postura, etc., transmites tus emociones a todas las personas con las que tienes contacto y todas ellas a ti. Seguramente recuerdas alguna ocasión en que notaste una actitud “extraña” de alguien y le preguntaste a otro: ¿le pasa algo? Aun cuando la respuesta sea “no se”, es claro que ustedes dos (y seguramente muchas personas más) notaron la emoción del individuo.

Entonces, en el diagrama de arriba, la circunstancia actual es “que hay alguien malhumorado o triste en la fiesta”, situación que después de tu evaluación y cambios generará un resultado. Entonces tus emociones son tuyas pero se contagian y, si no estás atento, corres el riesgo de contagiarte también de las de los demás.

Te invito a elegir las emociones que quieres transmitir. Antes de hablar con alguien, relájate si estás enojado o respira profundo si sientes ansiedad, y sonríe. También, sonríele a esa persona a la que normalmente no le sonreirías, puedes generar un escudo contra las emociones negativas.

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