Deja de “proponerte” cosas que sabes que no vas a cumplir y en su lugar intenta esto: rituales.
Sí, leíste bien: rituales. Para muchos, la palabra suena religiosa, algunos habrán imaginado gente con pintura en la cara o vestimentas especiales, probablemente más de uno pensó: pero ¿Why the rito? Lo cierto es que un ritual es una costumbre, un conjunto de reglas y normas.
Sé que a muchos no les gustan las reglas y las normas, pero la razón para sugerírtelo es que cuando haces un propósito de año nuevo (o cualquier otro), a lo mejor estás reflexionando en tu vida, en lo que te gustaría cambiar y diseñas con la mejor intención cómo vas a comportarte de ahora en adelante. Sin embargo, después pasa algo muy interesante, maravilloso, fantástico y espectacular que te distrae: la vida.
Porque resulta que no vives en una caja, aislado del mundo y del día a día. Tienes pendientes, cosas que hacer, mil temas en la cabeza, planes, fiestas, juntas, cumpleaños y otros compromisos. Y tus buenas intenciones y propósitos empiezan a pasar a segundo plano, luego al tercero, hasta que ya mejor el otro año vemos.
Por ello es que vamos a aprovechar las bondades de los rituales. Piénsalo, hoy no te lavaste los dientes porque pensaste: es martes y yo conozco a Federico, seguro me pregunta si me los lavé… ¡No! Lo hiciste porque es parte de tu ritual matutino, de lo que acostumbras a hacer cada mañana. Déjame repetir esa última parte: “lo que acostumbras hacer cada mañana”.
Así que olvídate de los 12 propósitos, que ya de por sí es complicado comerse una uva con cada campanada y, mejor:
- Elige una o dos cosas muy concretas en tu vida que quieras cambiar.
- Asígnales el día. Cuándo las vas a hacer: puede ser los sábados; todos los días; martes y jueves; los días laborales, etc.
- Asígnales hora específica del día para realizarlas. Si tu horario es cambiante, entonces elige un disparador, por ejemplo: en cuanto entre a mi casa, me pongo la ropa del gimnasio; sentándome a la mesa, me tomo un vaso con agua. Los disparadores son “entrar a tu casa” y “sentarte a la mesa”.
Estas van a ser tus reglas y normas, tus dos nuevos rituales. Cuando veas que empiezas a hacer alguno de ellos en automático o sin pensarlo, añade uno nuevo. De esta forma irás diseñando y construyendo la vida que quieres vivir.
Como beneficio adicional, tu cerebro irá aprendiendo a modificar conductas y alcanzar metas, lo que te ayudará no solo a incorporar nuevos rituales, sino en todas las áreas de tu vida.