Felicidad egoísta

En algunas de mis conferencias me preguntan si la felicidad es egoísta, porque la mayoría de ejercicios o intervenciones de psicología positiva que comparto están enfocados al trabajo personal.

Pero resulta que las cosas que nos hacen felices, como expresar nuestra gratitud, cultivar nuestras relaciones, asegurarnos de no solo ver las cosas negativas de la vida, etcétera, no son egoístas en absoluto. De hecho sería más egoísta no hacer todo esto. Además, todas las investigaciones muestran que las personas más felices son también las más generosas, propensas a participar como voluntarios de obras benéficas y a ayudar a personas que lo necesitan.

Por si fuera poco, cada uno de nosotros transmite las emociones que estamos sintiendo a todas las demás personas con las que tenemos contacto, influyendo en su estado de ánimo. ¿Has notado en alguna junta o elevador cómo cambia el ambiente cuando entra una persona malhumorada?

Y todavía más interesante es que la felicidad se contagia, de acuerdo a algunas investigaciones, a tres niveles de tu red social; eso quiere decir que cuando tú te vuelves feliz, no solo impactas a tus amigos y a los amigos de tus amigos, también a los amigos de los amigos de tus amigos. Esto crea un efecto dominó que cambia a la comunidad.

Así que todo pareciera indicar que en la mayoría de las situaciones las personas felices son buenas para las personas a su alrededor, y que hacer el esfuerzo de analizar tus hábitos de pensamiento y conducta y reevaluarlos para ser más feliz no solo no es egoísta, sino que es una de las cosas más productivas que puedes hacer por aquellos con los que te encuentras y compartes tu día a día.

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