¿Llueven ideas o solo chispea? El mito del brainstorming

Las sesiones de lluvia de ideas son un método comúnmente aceptado para encontrar nuevas y creativas soluciones a problemas, definir nuevos planes de acción o elegir el tema de la fiesta anual; en muchas organizaciones son tema de todos los días y el primer paso para atacar cualquier situación, incluso es una técnica que se enseña en las universidades… Pero ¿son realmente efectivas?

Resulta que por ahí de 1940 un publicista llamado Alex Osborn aseguraba que una persona piensa hasta dos veces más ideas cuando se encuentra en un grupo siguiendo algunas reglas sencillas como: decir todas las ideas que se te vengan a la mente sin importar qué tan alocadas o exageradas pudieran parecer y no criticar o descalificar los comentarios de nadie. Y bueno el resto te lo imaginas. Esto se convirtió en algo global y organizaciones de todo el mundo alientan a sus empleados a utilizar esta técnica para generar nuevas ideas.

Sin embargo, la evidencia científica al respecto dista mucho de estar de acuerdo con Alex. Por ejemplo, en los 90 un meta análisis realizado en la Universidad de Kent en Canterbury por Mullen y sus colegas encontró que las personas que trabajan solas producen más y mejores ideas que aquellas que hacen lluvia de ideas en grupo.

Ya sea que se pida generar ideas, hacer ruido, resolver problemas matemáticos o cargar cosas, una y otra vez, las investigaciones han demostrado que las personas se esfuerzan más cuando trabajan solas que cuando están en grupo. Al igual que en el efecto espectador, parece que este fenómeno se debe a la difusión de la responsabilidad, es decir, cuando trabajo solo la gloria o fracaso dependen solo de mi, pero estando en un grupo los logros no son personales, sino del grupo… Y bueno, también tienes a quién echarle la culpa si fracasan.

Por otro lado, se ha visto que las personas más extrovertidas tienden a dominar la conversación, haciendo que ideas creativas se queden en la mente de los menos participativos… Y tampoco hay tanta suerte presionando a todos a participar pues el “estrés” de ser obligado a generar una buena idea en un momento específico puede robarse la inspiración.

¿Y ahora qué hago? pensarás… Bueno, desde mi punto de vista primero hay que identificar si necesitas algo completamente nuevo y diferente o si la experiencia juega un papel importante, porque puede que no sea una “lluvia de ideas” como tal sino un compartir experiencias y puntos de vista, por ejemplo, para arreglar una máquina, varios ingenieros platican sus opiniones sobre cómo abordar el problema, qué creen que esté sucediendo y qué ha funcionado en el pasado.

Ahora que si necesitas ideas frescas e innovadoras, y a la luz de lo que te venimos platicando, creo que podrías pedirles a las personas que generen las ideas en sus oficinas y por separado, para después llevarlas a la sala de juntas donde en grupo podrán discutir su utilidad, viabilidad y aplicación.

Así que ya lo sabes, ni te azotes si tienes que resolver un problema solo, ni esperes resolver todo en una junta de “lluvia de ideas”.

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