Nunca rendirse, ¿inteligencia o estupidez?

Seguramente te vienen a la mente miles de imágenes llamativas, frases célebres y poderosos discursos que te llaman a nunca, nunca, nunca rendirte. Bueno, a lo mejor no recuerdas tantos, pero estoy seguro que es un tema que ronda tu cabeza de vez en cuando.

“Los valientes no se rinden”, “un paso para atrás ni para tomar vuelo”, “nunca te rindas porque las cosas buenas toman tiempo”, “el que se rinde nunca gana, un ganador nunca se rinde”, “no te rindas porque nunca sabes si el próximo intento será el que funcione”… estos son solo algunos ejemplos de las frases que andan por ahí, en las redes sociales, en los discursos de entrenadores y los jefes de equipos de ventas, entre otros. Pero, ¿de verdad?, ¿nunca, nunca, nunca?

Antes de continuar me gustaría hacer dos cosas. Una es aclarar que estoy hablando de rendirse por lo que normalmente entendemos que es: darse por vencido, dejar, abandonar, etc., que no es exactamente el significado que le da el diccionario, pero que como quiera usamos. La segunda cosa es hacerte un par de preguntas: ¿alguna vez te has rendido en algo en tu vida? El algo puede ser una relación, negocio, trabajo, mascota, lo que sea. ¿De esos “algos” que alguna vez te rendiste, hay alguno que viendo hacia atrás hubieras preferido hacerlo antes?

Lo cierto es que renunciar tiene tanto peso cultural negativo que frecuentemente lo asociamos con fracasar, aunque en muchas ocasiones es lo mejor y más sano de hacer; a veces perdemos más tiempo y dinero del necesario para darnos cuenta que podemos cambiar, a veces es simple ingenuidad de pensar que la primer opción es la única que existe o se nos nubla la mente al involucrar demasiados sentimientos, y muchas otras será por inexperiencia o terquedad.

Es decir, que la perseverancia se convierte tanto en una bendición como en todo lo contrario, porque saber cuándo y cómo retirarte puede ser una ventaja en cualquier cosa que hagas. Pero la verdad es que no quiero solapar a nadie, a veces está bien rendirse, pero si vas renunciando a las primeras dificultades puede que nunca logres nada. Y es que creo que muchas veces confundimos la meta con los medios, convirtiendo a estos últimos en el objetivo, sin darnos cuenta que podemos cambiar el plan sin cambiar la meta, te rindes a esa opción para dar paso a otras que te conduzcan al mismo lugar.

Cualquiera que sea el caso, como la mayoría de las cosas en la vida, la decisión de rendirse, cambiarse de camino, continuar en la lucha u olvidar la meta por completo es tuya, y estoy seguro que utilizarás tu mejor juicio para ponderar cada situación, contexto, personas, valores y oportunidades involucradas.

Solo te invito a no dejarte llevar por el “qué dirán” y tomar la que sea la mejor decisión para ti y los tuyos, porque al final del día creo que lo único a lo que nunca deberías renunciar… es a ti mismo.

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