Cuando entramos en una etapa de alto nivel de estrés, ya sea por el trabajo, escuela o simplemente se nos juntan las actividades, tendemos a descuidar cuatro cosas que nos pueden ayudar a salir adelante más prontamente. Estas son: sueño, alimentación, movilidad y nuestras relaciones personales.
Si bien son cosas que deberíamos cuidar todos los días, cuando entramos en un periodo de alto nivel de estrés generalmente empezamos a comer mal, nos movemos menos, dormimos poco o no conseguimos tener un descanso reparador y tendemos a pasar menos tiempo con familiares y amigos. Esto hace que caigamos en un círculo vicioso, donde descuidar estas cuatro cosas provoca que el estrés aumente, generando mal humor y reduciendo nuestra capacidad cerebral.
Cada semana abordaré uno de estos temas por separado, te explicaré cómo afectan nuestro desempeño, de manera que no solo tengas un claro entendimiento de las ventajas de cuidarlas, sino también puedas implementar sencillas estrategias para lograrlo.
Inicio esta semana con las relaciones personales; muchos de nosotros sabemos o hemos escuchado sobre la respuesta fisiológica al estrés. Nuestro cerebro emite una señal de alerta que provoca una secreción de adrenalina: el corazón empieza a bombear más rápido y la sangre se va a las extremidades, preparándonos para una respuesta de correr o pelear. Sin embargo, lo que mucha gente desconoce, es que estos cambios en el cuerpo también incluyen la producción de una hormona que se llama oxitocina. Esta hormona protege al sistema cardiovascular contra los picos de actividad y también es llamada la hormona del abrazo porque la liberamos cuando abrazamos a alguien.
Además de fortalecer al corazón (que por sí mismo, el hecho de que la respuesta al estrés tenga su propio mecanismo de defensa me parece un dato fascinante), también nos alienta a conectarnos con los demás. Algunos científicos creen que es lo que nos invita a pedir ayuda, sin embargo muchas veces estamos tan metidos en nosotros mismos y en los problemas que rondan nuestra mente, que hacemos justamente lo contrario y nos alejamos de la gente con excusas como: “no tengo tiempo para eso”, “estoy muy cansado” o simplemente por estar francamente irritable y malhumorado.
No obstante, las conexiones personales como platicar cinco minutos con un amigo o familiar, abrazar a alguien o incluso acariciar a tu perro, hacen que la química de tu cuerpo cambie. Lo cual no solo ayuda a tener una respuesta más sana hacia el estrés, sino que además nos provee de un “descanso psicológico” que lo hace más llevadero.
La próxima vez que atravieses un periodo de estrés, no te cierres en ti mismo, recuerda los beneficios de mantener tus buenas relaciones y agenda un tiempo para hacerlo. Cuando estés con familiares o amigos, toma la decisión consciente de darte un receso y haz un esfuerzo por mantenerte presente en el momento.