Lo que aprendí en un año bloggeando

Muchos de nosotros tenemos algo que queremos empezar, pero de alguna manera como que da miedo que se vuelva una obligación, que luego no puedas zafarte del compromiso porque ya no tengas tiempo o simplemente ya no quieras hacerlo más.

Así me pasaba con mi blog. El primero fue por inspiración; el segundo podría decir que inercia; pero dudé mucho de publicar el tercero, porque pensaba: “que flojera escribir cada semana”; claro que luego recordaba que los hago por gusto jajaja. Muchos te platicarán cómo empezar eso que tienes guardado en el cajón… ponértelo como reto, hacerlo con amigos, pensar solo en cada día, etc. Yo te quiero compartir lo que está del otro lado del camino porque creo que puede ayudarte a tomar la decisión. Lo que veo parado hoy y viendo hacia atrás es:

La vida sigue. Resulta que no vas a dejar de ver a tus amigos y familiares, que no van a desaparecer los compromisos ni tus series favoritas. No sé por qué, cuando pensamos en iniciar algo nos parece que va a cambiar el resto de nuestras vidas, como esas películas donde el joven universitario juega basquetbol (o futbol, toca la trompeta o baila) y eso es todo lo que existe. Pero créeme, la vida sigue.

La inspiración sí existe. Es verdad que te visita mucho más seguido cuando estás trabajando, pero todos tenemos esos momentos de brillantez en los que de la nada aparece una idea espectacular. Sin embargo, la memoria es muy simpática, de modo que ya sea que te llegó el título de un blog o cómo organizar tu horario, saca tu celular (que usas para todo lo demás) y graba un mensaje de voz, escribe una nota, mandátelo por mail, pon un recordatorio en tu agenda o lo que sea, pero ¡no dejes que se vaya!

Algunos lugares son más creativos que otros. Resulta que, de acuerdo a nuestros comportamientos, vamos pautando al cerebro para generar algunas respuestas en función del lugar, por eso te dicen que no trabajes en tu cama, y también funciona con la creatividad. Tu lugar favorito, ya sea un escritorio, parque o habitación de tu casa, te puede ayudar a sacar lo mejor de ti; cuando la actividad es física (y no como escribir un blog) también conviene elegir lugares que te motiven a.

Siéntate y hazlo. O párate, salte, entra o lo que sea y hazlo, deja de estar pensando en que si quién va a ir, que hace mucho calor, que mejor arreglo mi cuarto, que si las nada ¡YA HAZLO! O cambia de objetivo, pero deja de estar pensando tonterías por favor. Gastas tu energía y atención en excusas para no hacer lo que “quieres” hacer. Lo quieres: hazlo. No lo quieres: déjalo.

Arriésgate. Date el permiso de saber que lo que hoy quieres, es lo que quieres hoy. En el camino podrás querer modificar la meta, cambiar los tiempos o detenerte por completo. Pero lo único que sí te puedo asegurar es que si no haces nada, en un año vas a desear haber iniciado hoy.

Gracias a todos mis lectores: a los nuevos, los ocasionales, los recurrentes y los que me han acompañado semana a semana este año. Gracias también por sus mensajes de agradecimiento y palabras de aliento, eso es lo que me motiva a seguir escribiendo. ¡Un abrazo! Uno para cada uno, para que no se lo peleen 😉 .

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